Más de mil palabras

La amistad adorna

Solemos escribir sobre aquellos que menos lo merecen,
olvidándonos de los que están trabajando cada día por nosotros.
Mi llegada aquí fue discreta, y más aún mi corta estancia.
En ese tiempo he hablado de mí, de lo mal que me siento,
de problemas cotidianos que agrandamos hasta el infinito.
Y he olvidado agradecer, recordar y demostrarme.
No estoy solo, por solo que me sienta. Nunca he sido
protagonista de un melodrama de sobremesa.
Mi vida ha sido más una comedia ácida, más cargada
de sal que de azúcar, pero a mí nunca me gustó el dulce!
Puede que el masaje de hoy haya limpiado mi piel y removido
mis entrañas, aún me quedan contracturas, pero menos.
Me miro y sonrío (más feliz que una perdiz, en honor a ti ^_^)
yo también sé ser divertido y gracioso,
también disfruto siendo superficial además de melancólico.
Yo estoy aquí no sólo para vivir sino para ayudar,
que alguna vez tendré que devolver todo lo que me dieron.
Normalmente la amistad sólo adorna, muy bonita en el salón
de casa, sobre la estantería de cosas inútiles, y le quitamos
el polvo en momentos de extrema necesidad.
No dejaré que eso ocurra, no la pondré siquiera,
la llevaré encima, dentro, conmigo.

En honor a Lucía que ha demostrado más de lo que muchos.
De aquí al Club de los que dejaron de esperar (eso me gusta más)