Que no eres capaz de escribir tu nombre
por si aquella que ya sabes entrara y te leyera.
Que eres cobarde hasta para insultar
ocultando tu alegría callejera.
Pues si tanta felicidad como dices que tienes
de verdad guiara tu vida de primeras
no se explicaría que entraras aquí siempre
a insultar y demostrar tu bajeza.
Y si es verdad que no cambié en todos esos años
más contento que yo estoy de mi rareza,
de mis amigos, mis familiares, de las verdades,
y ya sin ti, ni tu locura, ni tus lindezas...