Vuelvo a esta ciudad, 
 fea desde que te has ido. 
 Voy donde dormías, sudaste, 
 llorabas, 
 y no me perdono el daño 
 evitable. 
 No te imagino por cobardía, 
 egoísmo. 
 Miro el balcón y 
 sueño colillas, 
 que hoy por ayer merezco. 
 Y mal que lo haga, 
 Y mucho que llores, 
 decirte 
 que aunque no quieras, 
 te quiero...