No hay cuchillas que hieran tanto
Como las vendas que empleas
Para apartarnos de tu mentira
Y señalarnos para acusar,
¡Cobarde!
No lucharemos más,
Consumiste nuestra energía.
Una verdad que viene y va
Para tu sola alegría.
Un corazón helado,
Un cáncer anquilosado.
Una amistad que nada vale,
¡Cobarde!
Hablé contigo, lancé esperanzas
en imágenes que de mí hablarían.
Una sonrisa, un baile, un sueño,
realidades compartidas.
Mas no es respeto lo que te enseñan,
dejarme hacer no es aceptarme.
Iluso fui, aunque me quieras...
En taza azul y con azúcar,
rellenando un pijama mío,
que ya es tuyo.
Me puedes tú, despeinado,
y tus ojos verdes, azules,
mezclados.
Dame más buenos días y
desayunos
de tu mano...
Me arrancaste del sofá, dormido,
Para llevarme a la cama,
Desnudarme y dejarme descansar.
Pero paraste, me abrazaste y
Me dijiste las palabras más bonitas
Que nunca nadie me dijo.
Lo oí todo, sí, lo oí, y
Creí que lo hacía en sueños.
Pero luego desperté,
Te besé y te vi, y disfruté
De las lágrimas más dulces
Jamás vertidas, y tuve tanto miedo,
A poder hacerte el daño que decías,
A que fueras tú el que me lo hiciera,
Que no quise quererte, no quise sufrir.
Siento que no hice lo que debía,
Que no respondí como te merecías,
Pero así soy yo, frágil y cobarde, y
Quiero que sepas que si no lloré,
Que si no dije:- "Yo también",
Fue porque el que más temía aquella mañana
Y en aquel cuarto, no eras tú...