Me quiero perder
una tarde de bruma.
Abrir mis esposas
y echar a correr.
Que ya no hay barras,
tampoco estrellas.
O sólo hay barras,
o sí...tal vez.
Esta es la casa,
esta es la ruina
de fuegos fatuos,
de dos y tres.
Se irá mi amor con el viento.
Y tú te quedarás...
El amor llegará en jueves
con su llave y su maleta,
recién nacido, alumbrado,
como un niño de teta.