Has monopolizado mis sueños y mis neuronas, rompiendo enlaces con las tijeras de gradación volada.
Por romperme y romperte has roto
lo único que de ti quería ignoto.
Fin de semana de domingo a míercoles.
Bajo corriendo la cuesta Alhacaba, con miedo a resbalar y deseando romperme la cara con las piedras romas y el cemento antiguo.
Una razón más
para quedarme y no verte volver.
Mezclo sudor y lluvia en mi mochila y recuerdo mi no-foto con Ánimus, mi no-café con Cristina, tus mil cervezas de más.
Una razón menos
Una arcada más
He sacudido sábanas que quiero tender bajo este cielo gris que me da una réplica a las lágrimas que no he sido capaz de verter por ti.
Tánta lluvia me dejó seco.
No quedó animal,
dentro o fuera,
que tanto alcohol
no oliera.
Conocí su olor de Erasmus
y por él abrí ventanas.
Recordé su olor en ti,
con el perro y la nariz
agazapados bajo la cama.
Para meterte en vereda:
un cigarrito y una moneda
con dos caras...
Cuatro horas
me separan del buen destino,
del mal camino
que me obligaste a seguir.
Que se ame el pavo con sus almendritas,
que yo me lo como luego con patatas fritas.
Si todo forma, si toda afrenta,
Si todo educa, si zorra lenta,
Si el viento fuká...
¿Si el viento fuká? Tenedlo en cuenta
hijos de %@
Me calentaste bien las orejas,
rojo rubí con tu diamantito.
Y lo intentaste con las ovejas
que ya no corren tras tus huesitos
pues te quedaste de estrella vieja
que vive y tira de grandes hitos.