Tras una noche sofocante y ahogada
un despertar confuso y temprano.
Justo a tiempo para verme soñar
y llorar ilusiones rotas.
Hoy fue Ismael quien me dio la réplica
con un lobo inexistente pero igualmente peligroso:
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Leyendo textos otrora escritos
descubro atento mi porvenir.
Repito historias y sentimientos,
me vuelvo a ir.
No más Albertos, no más Jaenes,
no más héroes invictos, no más mentiras.
Y no es por ellos ni es por mí,
es por la herida abierta
de mi jardín.
Prefiero pecar de iluso
a pecar de cobarde.
Es algo que decidí
hace relativamente poco,
pero que lleva guiando mi vida
con los ojos cerrados.
Silencios que hieren,
temidas esperas,
y aquí me tienes,
con mi mente en los olivos...
No salí de Granada cuando ya volvía,
sin abrazo, beso o despedida.
Mono de feria para risas ajenas
en otro pueblo, desorientado.
Muy sentidas condolencias,
paripés de coche a punto,
me dejaron sin mi adiós,
ni mi charla,
difunto...
Aluvión de incomprensiones,
frialdad en mis acciones.
Soy un muro, soy el fuerte,
no sentí durante días, mas llegó
el mío.
Me cubrí con varias mantas,
me oculté en mi casa vieja y
lloré esos cuatro días, en una noche,
gracias a ti, que ya lo sabes,
que te tragaste tu pena para beberte
la mía.
Hoy te quiero más que siempre, y
así será cada día...