Deciros una vez más que os quiero.
Saltar al agua desde el velero.
Casarme un catorce de enero...
Tomando pastillas anoche recuerdo
dolores de antiguo, pasado café.
Que feria sin feria no es feria, es olvido,
es vino prohibido que espero beber.
Temblaba mi voz frente a un piano
que nada decía de cuánto iba a crecer,
melena y perilla, un amor, miopía,
y el grupo de amigos que iría a perder.
Lo hice. Espero dormir y pasar el día. Mañana a esta hora estaré en Barcelona, habré huído de esta ciudad y sus recuerdos. Habré dicho adiós y tendré miedo.
No es la primera vez, ya lloré por ti antes. Y son tus ojos ahora los que me persiguen cada noche, suplicantes, enamorados, doloridos...
pero no quiero contestar, y callo, y agarro fuerte mis entrañas para no lanzarlas a tu hocico, para no insultar hazañas.
Guardo la herida bien dentro, por eso cada día derramo lágrimas. Y no hay cirujía ni medicamentos que lleguen tan dentro del alma.
Tuve una vez un aroma,
amnesia pura de mis pesares.
Tuve una vez un peluche,
estufa eterna de mis achaques.
Tuva una vez un hombre...
He perdido el sueño.
¿Alguien me lo encuentra?
Cuántas veces más sentiré ese reguero
vaciando cuencas, llenando enjambres
de tinta y palabras, de mil sentimientos.
Porque eres el ser que maneja mis artes.