Vuelvo a esta ciudad, 
 fea desde que te has ido. 
 Voy donde dormías, sudaste, 
 llorabas, 
 y no me perdono el daño 
 evitable. 
 No te imagino por cobardía, 
 egoísmo. 
 Miro el balcón y 
 sueño colillas, 
 que hoy por ayer merezco. 
 Y mal que lo haga, 
 Y mucho que llores, 
 decirte 
 que aunque no quieras, 
 te quiero...
Si te digo que te quiero, 
 te da flato. 
 Si te doy un beso entero, 
 tú me eructas.
 Si son dos, o tres, o cuatro 
 sin dolor, sudor ni gato, 
 ¿qué me ocultas?
Hablando se entiende la basca...
 Pues yo a la vasca hablando no la entiendo.