Lleno de nudos mis entrañas
para entorpecer el paso.
Nunca medias alegrías,
indigestan.
Le cambió la voz, los intereses.
Me sentí frío, acosador.
No volverá a oir mi llamada,
esta semana...no!
Y más palabras, en bocas de unos y de otros,
todas fiables, todas con diferentes maneras.
Creo las suyas, pero no sé cuáles,
temidas unas y otras.
Será la poca costumbre, seré yo,
será él...
No te rías ni murmulles,
no hagas de ti un espectáculo.
Ahora ya es mío y de naide,
pero no se compartirá.
Cerré las puertas, tragué la llave,
no oirás mi boca más,
calló mi voz.
Fuiste un amago,
fui tu galante.
Cierro la puerta, fin de función.
Canciones más bonitas se han oído,
menos cursis, más mundiales.
Pero a mí hoy me gusta ésta,
porque la siento, pero no comparto;
porque no hay respuesta ni oyente.
Se acabó la bata blanca y las nubes densas,
derrumbé el castillo de ladrillos blandos.
Vuelvo a la almohada, que ella me escucha
harta de amor y desengaños.
Y pensar que miraba hacia arriba,
que esperaba una Parca algo más tardía.
Que me hinché de orgullo y suerte
cuando nadie daba nada.
Que debí ser más listo y no soñar.
Que nací de tierra para pisar sin miedo,
y si no me dieron alas...
Volveré a echar de menos y a llorar más,
porque no seré yo nunca ese objeto de deseo,
porque mis abrazos no darán nunca el calor que se pide,
al final, porque no hay chispa...
Qué frase tan simple. Me he convertido
en un estereotipo en melenas...
Sorpresillas matutinas a mojar en madalenas
sin azúcar añadido.
Agujetas cervicales de girar para no ver.
De un mordisco cercenadas...
Pasito a pasito voy llegando a una meta,
con ayuda de tacatá
para que no se doblen mis piernas.
Rodeado de miradas y gestos,
de aprobaciones ajenas
y de amagos de beso,
avergonzado...
El pasota engatusado, agobiado de ilusiones,
muerto de ganas, móvil en mano.
El que espera el toque, la señal,
para correr hacia el teclado y seguir soñando.
Puse un nombre en mi boca demasiado rápido,
imaginé una suerte que no acompaña,
que no casa con mi anillo doblado...
Fuera la piel de chaqueta y sonrisa.
Vuelta a la camiseta y el chandal,
de nuevo yo con ojos rojos
y cama vacía.
Siempre amigo, sin remedio...
Todas mis imágenes borradas,
olores de blanco impoluto
en una bata de medicina.
Flojera de piernas bajo La Alhambra,
un paseo lleno de tristes,
que ya no veo,
que no quiero ver.
Una mano y una sonrisa, cerca...